Educación: Eje necesario para un salto cualitativo en nuestra  sociedad

Antropos

Comparto con el pensador francés Dominique Simone que hoy día vivimos tiempos turbulentos de procesos de fragmentación en nuestras sociedades, lo que hace imperativo, dice, “el fortalecimiento de la cohesión social y el desarrollo de un sentido de conciencia y responsabilidad social, que se convierta hoy día, en objetivos sociales y políticos importantes”.  Es decir, que estamos urgidos de recuperar la articulación e interacciones entre las personas. Dialogar y comprendernos para vivir una vida plena de humanidad.

Tristemente la violencia desenfrenada que circula por las calles, avenidas, carreteras y caminos de nuestra patria, así como la corrupción en toda la magnificencia de impunidad, la discriminación y exclusión social, nos está ganando a los educadores, la iniciativa de proveer a los niños, niñas y jóvenes, de un sentido digno de la vida. De ahí, que me vea en la obligación de instar a todos los sectores de nuestra sociedad en la búsqueda de un compromiso profundo por la educación, como una de las alternativas más importantes y viables para frenar ese cáncer que nos está corroyendo.

Precisamente, he dicho en otras oportunidades, que requerimos de un aporte sustantivo de la educación orientado al fortalecimiento de nuestra democracia, en tanto que ésta debe lograr que los valores neurales de la humanidad, como la libertad, la fraternidad y la justicia, se conviertan en los puntos en donde se sostenga con firmeza una sociedad auténticamente democrática. Y en el caso particular de Guatemala, habrá que tomar en cuenta que necesitamos amalgamar en el marco de la tolerancia, el fortalecimiento de la convivencia en una sociedad multicultural y multiétnica.

Bajo este hilo de ideas, considero que debemos pensar el fenómeno educativo, para definir líneas de acción en un horizonte de largo plazo, a fin de contribuir a dilucidar, reflexionar, debatir, pensar sosegadamente el destino de la educación guatemalteca. Es necesario compartir, dialogar, a fin de posibilitar el trazo de una estrategia para la educación en nuestro país. Porque, como bien lo afirma la pensadora española, Adela Cortina, es fundamental “saber hablar, saber pensar, para estar mejor equipado para dialogar, imaginar, fantasear y soñar”.

Por ello al hablar de compromiso, me refiero a lo que el educador argentino, Doctor Juan Carlos Tedesco ha dicho que “en una sociedad diferenciada y respetuosa de las diferencias, pero también cohesionada a partir de acuerdos sobre ciertas reglas de juego básicas, la concertación acerca de las estrategias educativas permite por un lado superar la concepción según la cual la educación es responsabilidad de un solo sector, y por otro garantizar un nivel adecuado de continuidad que exige la aplicación de estrategias de mediano y largo plazo”. Significa que hacia donde nos debemos encaminar, es a la cristalización de un pacto político de carácter educativo que se perfile desde una estrategia fincada sobre la viabilidad y sostenibilidad estratégica de un tipo de educación capaz de forjar las inteligencias, las sensibilidades, las habilidades, las competencias y sobre todo, la imaginación, el afecto, los valores y el respeto y reconocimiento de nuestra diversidad cultural y natural.

Así, la educación se convertiría en el eje necesario para dar un salto cualitativo de bienestar en nuestra sociedad, sobre la base, eso sí, de abocarnos a la búsqueda de consensos en torno a los procesos educativos.

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