El Caballero de la Armadura Oxidada

Ventana Cultural

Hace poco recordaba esta obra de Robert Fisher “El Caballero de la Armadura Oxidada”. Una obra cuya estructura parece un cuento bastante extenso, pero escrito con un lenguaje muy sencillo que parece que fue redactado para niños. Aunque su fondo y su argumento no es para niños, está destinado para adultos.

En esta serie, analizaremos algunos libros de este corte para conocer lo que nos quieren enseñar y aplicarlos a nuestra vida cotidiana.

Una de las cosas que menciona el libro, aunque sea de fantasía, es la necesidad de tener un guía, un maestro, un tipo Merlín que nos lleve por los caminos de la vida. Esto que se escribe en este momento histórico, dista mucho de ser algo religioso. Cuando hablamos de un maestro no nos referimos a Jesús o a cualquier otro parecido, sino alguien que haya vivido lo mismo que nosotros y que nos pueda orientar para resolver las dificultades.

El diálogo con el Mago Merlín es muy productivo y fructífero. Y esto nos lleva a reflexionar en varios puntos que vamos a ver a continuación:

• Lo primero que observamos es que, si bien debemos estar listos para cualquier eventualidad, no quiere decir que debemos poner barreras entre el entorno y nosotros mismos. Todos tenemos una armadura en la que estamos atrapados y no podemos salir. Solo el conocimiento y la verdad nos liberará de estas ataduras.
• Segundo. El tiempo que pasamos buscando afuera lo que podemos encontrar dentro de nosotros se vuelve un suplicio, un infierno y que demora mucho tiempo en encontrar. Por eso, es que muchos estamos siempre perdidos en el camino, la idea es conocer cuál es ese camino trazado por esa fuerza que muchos llamamos Dios, nos va mostrando.
• El viaje del caballero para liberarse de su armadura que molesta a todo mundo, es el mismo que toda la humanidad, aun dormida, realiza, solo los despiertos o los que logran escuchar el clarín, pueden verlo y seguirlo. Es como el camino dorado de “El Mago de Oz”.
• Cuando empezamos a despertar, empezamos a sentir la vibración de todo lo que nos rodea, tanto así que podemos traducir en palabras las expresiones de los animales. Ellos hablan y se comunican con nosotros, pero somos tan obcecados que no entendemos lo que nos dicen.
• El viaje por el Sendero de la Verdad es el camino que todos debemos transitar, solo que algunos lo hacen antes y otros después. A la larga, todos pasamos por el mismo camino cuyo objetivo es conocernos a nosotros mismos y llegar a tocar un poco la sabiduría.
• En el Palacio del Silencio aprendemos a que no basta con solo no hablar, sino que debemos “apagar” nuestros ruidos internos para empezar a escuchar nuestra voz interior. O, como diría uno de los fragmentos del poema del escritor Alberto Masferrer: “Silencio es reconocer que los conflictos se resuelven mejor callando que hablando, y que el tiempo influye más en ellos que las palabras” …  “Silencio es SER UNO MISMO y no tambor que resuene bajo los dedos de la muchedumbre” …
• Al comprendernos, conocernos, guardar Silencio para llegar a nosotros, caminamos hacia el castillo del conocimiento. El silencio es personal, el conocimiento es para todos.
• En este castillo encontramos algunas interrogantes: ¿Confundes amor con necesidad? ¿Cuántos de nosotros no estamos con la pareja equivocada por miedo a quedarnos solos? ¿Cuántos de nosotros dejamos a la pareja por el hecho de “no darle lo que quiere”? En el caso del varón, muchas veces pide un hijo varón para heredar su apellido, pero, muchas veces, y no es cosa del destino, sino de biología, el hombre determina el sexo de su vástago, no la mujer, ella es el receptáculo de esa nueva vida que se va formando, sea del sexo que sea.
• Aunque todos creemos merecer una buena vida, esta no está en los lujos ni en lo material, – aunque no está mal tener cosas materiales – solo debemos de evitar que esa “necesidad” no gobierne nuestras vidas. Por supuesto, hay necesidades de necesidades: necesitamos del sol, del agua, del alimento para vivir, también necesitamos de la paz interior para estar en armonía con el entorno.
• Otro de los temas es la ambición. Hay ambiciones de ambiciones, pero nos hemos enfocado, en un sentido equivocado el “ser mejor persona”, cuando esto, va más allá del trabajo físico o intelectual remunerado. No está mal tener cosas materiales, solo, como repito, no debemos permitir que estas nos gobiernen.  Como dice Merlín en la obra, es mejor la ambición del corazón, esa que encuentra nuestro propio bien, buscando el bien de los otros.
• El último castillo, el del valor y la osadía, para saber que eres valiente debes enfrentar tus miedos y dudas. Todos tenemos miedos, aunque hay miedos válidos y miedos irracionales. El miedo y la duda son dos anclas que nos estancan. El miedo bien trabajado nos permite hacer una pausa, pensar y buscar una salida, el coraje nos permite enfrentar el miedo, solo que, no debemos irnos a los extremos. La osadía nos lleva a enfrentar lo desconocido y no aferrarnos a lo que se conoce. La vida está para aprender a vivirla de la mejor manera, y que mejor que conociéndonos, para conocer nuestro entorno. Cambiando nosotros, cambia el mundo.

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