Editado Para La Historia
Nunca diré suficientes veces que no podemos juzgar los hechos del pasado con nuestros ojos actuales. Lo que hoy consideramos absolutamente execrable era no solo tolerado sino bien visto en algún momento del pasado. Ejemplo de ello es la esclavitud: hoy lo vemos como algo absolutamente intolerable, pero desde que el hombre es hombre ha habido esclavos y esta historia no se resume solamente a los africanos que trajeron a América a partir del siglo XVI.
Lo mismo sucede en cuanto a la posición de la mujer en la sociedad. En un inicio, para la humanidad la mujer era un ente muy importante, con razón muchas de estas sociedades eran matriarcales. Después las cosas cambiaron y hay que reconocer que las religiones no ayudaron a la posición de la mujer. No hablo exclusivamente del catolicismo, muchas religiones han tenido o incluso tienen ese rechazo y desprecio a la mujer. Durante siglos, para muchos la mujer ha sido no más que un objeto que produce hijos. Hubo un momento en que era una discusión filosófica y teológica saber si la mujer tenía alma o no. Es solo desde hace unos 100 años a la fecha que muy poco a poco la mujer va ganando el espacio que no solo merece, sino que le corresponde ocupar.
Todo este discurso es para explicarles que, todavía a mediados del siglo XIX, se tenía un concepto bastante pobre de la mujer. Es el tema principal del aria de una gran ópera, Rigoletto de Guisepe Verdi. Esta ópera se encuentra en el top ten de las óperas más interpretadas en el mundo en estos momentos. Pero hagamos un poco de historia.
Verdi ya era un compositor famoso para el año 1850, fecha en la que el teatro La Fenice de Venecia le encargó una ópera de carácter. Verdi ya había trabajado con un libretista, Francisco Maria Piave. Los compositores normalmente trabajaban con un libretista: el compositor escribe la música y el libretista el argumento y la letra. El tema escogido por Verdi para el encargo de La Fenice fue una obra de teatro escrita 20 años antes por el muy famoso escritor francés Víctor Hugo.
Era una pieza de teatro basada en el famoso rey del renacimiento francés, Francisco I, “Le roi s’amuse”, en español “El rey se divierte”. Es cierto que Francisco I fue un hombre de muchas mujeres, pero en la obra de Víctor Hugo se le presentaba como un abusador, acosador, violador, libertino y misógino. Después de su primera presentación de la obra en Francia, fue prohibida por la censura. Hacía pocos años Europa había terminado las guerras napoleónicas, se había restaurado en su trono a toda una serie de reyes y los tiempos no eran para criticarlos de esa forma.
La composición de la ópera Rigoletto, a la que inicialmente se le llamó, La Maledizione, iba tomando forma, pero era necesario que las autoridades del teatro de La Fenice lograran la autorización de las propias autoridades de censura de Venecia. Recordemos que Venecia, como casi todo el norte de Italia, en estos momentos formaba parte del Imperio Austrohúngaro, que tampoco toleraba ningún tipo de crítica a la autoridad real, imperial en este caso. De inmediato los responsables de la censura prohibieron la obra con estas palabras: “El gobernador militar de Venecia, Señor Gorzkowski, deplora que el poeta Piave y el célebre músico Verdi no hayan sabido escoger otro campo para hacer brotar sus talentos que el de la repugnante inmoralidad y obscena trivialidad del argumento del libreto llamado La Maledizione. Su excelencia ha dispuesto pues vetar absolutamente la representación y desea que yo advierta a esta presidencia abstenerse de cualquier ulterior insistencia al respecto”.
Ante tan altisonantes palabras de la censura oficial, la dirección del teatro, Piave y el propio Verdi se dieron a la tarea de cambiar la opinión de los censores modificando el argumento para hacerlo tolerable a las autoridades. El rey francés Francisco I pasó a ser el Duque de Mantua, ducado que ya hacía tiempo había desaparecido y de esta forma no podría ofender a nadie. Se cambiaron otros temas del argumento, nombres de personajes y también el del personaje principal, que de Triboulet pasó a ser Rigoletto, del francés “rigolo”, que significa divertido. La trama en sí es muy compleja pues Rigoletto, bufón jorobado del Duque de Mantua es su cómplice en todas sus fechorías lascivas y quien le suministra nuevas y vírgenes jovencitas.
Todo estuvo muy bien hasta que el objeto de las depravadas acciones del Duque recae en Gilda, la hija única de Rigoletto, su gran amor y razón de existir.
Finalmente, la obra se pudo estrenar con gran éxito en marzo de 1851 en el teatro de La Fenice. Es necesario decir que fue la primera obra musical que pertenecía, al menos parcialmente, al compositor. Antes de Rigoletto, cuando un compositor componía una obra musical, el que encargaba y pagaba, era el propietario de esta. Rigoletto ha sido el embrión de los derechos de autor en música.
Si bien toda la música de la ópera es hermosa y tiene arias de una gran belleza, si bien por primera vez en Rigoletto la música está a favor de la trama y los sentimientos que el compositor quiere transmitir y no como mera compañía del canto, existe un aria que todo el mundo conoce, incluso aquellos que ni siquiera saben que procede de la ópera Rigoletto y que no tienen ningún amor por la ópera. Luciano Pavarotti y muchos otros tenores se han lucido en esta aria que es una vitrina de las capacidades de un tenor, han sido ellos los que la han popularizado.
Si bien la melodía en sí es muy sencilla, la tesitura con la que se tiene que cantar exige del cantante grandes conocimientos y buen dominio de las técnicas del canto. El Duque de Mantua, quien la canta, personaje misógino y repugnante, considera que la mujer es voluble e inconstante cuando el voluble e inconstante en la obra es él. Verdi, consciente de lo pegajoso de la melodía, decidió dársela a los músicos y al propio tenor en las últimas horas antes del estreno. No quería que nadie tarareara la melodía antes de su estreno. Y tenía razón Verdi, como gran profesional que era, la presentación de la ópera fue todo un éxito, rotundo, de público y crítica y a la mañana siguiente todos los gondoleros de Venecia cantaban la muy pegajosa y conocida La Donna è Mobile.
A pesar del gran éxito de la ópera en Italia no pudo ser representada en Francia hasta muchos años después porque esta vez fue Víctor Hugo el que solicitó que no se presentara esta ópera basada en el argumento de su obra de teatro que estaba censurada en su país y que continuaría siéndolo muchos años más.
Para que podamos entender un poco el concepto de lo que dice la letra del canto del Duque de Mantua he aquí su traducción.
La mujer es voluble, como una pluma al viento,
cambia de palabra y de pensamiento.
Siempre un rostro amigable y hermoso
entre risas o lágrimas, mentiroso…
Ahora ustedes podrán entender lo que he querido decir desde el comienzo de mi exposición. La mujer no es ni inconstante ni voluble. Es un ser humano, a la par del hombre, cada una de ellas con sus propios defectos y virtudes, como cada ser humano.
Lo que sí es de extrañar es que, en nuestra época, en que la posición de la mujer ha entrado de lleno en la sociedad, en momentos en que movimientos como Femme públicamente manifiestan en defensa de la dignidad de la mujer, existan todavía algunas canciones de moda, canciones que son bailadas y cantadas por los jóvenes, que denigran y humillan a la mujer de una forma mucho más patente que como hizo Verdi en su La Donna è Mobile. ¿Debemos creer que todavía siguen las discriminaciones hacia la mujer?
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