Barataria
Se cuenta que en los días del evento electoral democrático posterior a la revolución de octubre de 1944, se observó a la gente asistir a las reuniones y los mítines políticos con rostros felices, sonrientes y contentos para escuchar las propuestas de los candidatos. No era para menos, después de sufrir la dictadura de Estrada Cabrera, luego de años de inestabilidad en dónde existió más sombras que luces y posteriormente la dictadura de Jorge Ubico, la Junta Revolucionaria convocó a elecciones en los que, por el avance de la época, las vías de comunicaciones, lo inaccesible de llegar a los centros de votación se programó la elección por tres días. Fue al propio Juan José Arévalo a quien se le atribuyó la frase que hoy titula este artículo “Las Alegres Elecciones”, que acuñó para explicar el fenómeno que se estaba dando en el pueblo feliz y contento celebrando el fin de las dictaduras y el inicio de una era democrática efímera que no duró dos periodos presidenciales completos.
La alegría con que concurrieron a votar aquellas elecciones producto de la revolución de octubre, me recuerda cuando se convocó a las elecciones para elegir diputados a la Asamblea Nacional Constituyente que promulgó la actual Constitución de 1985, en la cual existió una gran afluencia de votantes a los centros de sufragio para elegir aquellos representantes que redactarían, aprobarían y promulgarían la Constitución y con ello abrir el camino a la actual era democrática.
Con el pasar del tiempo, desde la elección presidencial que ganó Vinicio Cerezo a la ultima elección, la desazón, el descaro de los gobernantes y la galopante corrupción han hecho que, por un lado, el abstencionismo y, por otro lado la falta de credibilidad de la ciudadanía. Los partidos políticos no cuentan con un plan de gobierno y los candidatos presidenciales menos todavía. Han sido electos candidatos presidenciales sin tener la menor idea de qué pretenden hacer en el poder, llegamos incluso al señor Jimmy Morales que, cuando fue candidato presidencial le preguntaron cuál era su plan de gobierno y afirmó que “su plan de gobierno era el Plan Nacional de Desarrollo Guatemala Katun 2032”, aceptando claramente que no tenía idea de gobernar.
Para el presente año se espera las elecciones que renovaría el poder local, es decir los alcaldes, los diputados y al presidente de la República. Ya vamos a ser inundados de mucha propaganda, pero lo que se espera es la seriedad de los candidatos presidenciales con propuestas reales, creíbles y realizables. Porque con tal de ganar votos los presidenciables ofrecen el oro y el moro con cuestiones que en realidad nunca van a cumplir, algunas muy sencillas no logran cumplir mucho menos otras mas complejas. Aún se encuentran frescos aquellos ofrecimientos del actual gobernante, el señor Giammattei cuando era candidato a la presidencia, con la facilidad de palabra que le caracteriza ofreció “El cierre de la SAAS”, “Meter presa a Sandra Torres” (como si el fuera el Fiscal General), “combatir las maras”, ninguna de estas promesas logró cumplir. La promesa del cierre de la SAAS pareció ser una creíble en un momento, sin embargo en la práctica pese a mantener mayoría en el Congreso cuyos diputados afines hacen su voluntad, aprobando cualquier proyecto de ley que presente, resulta que no cumplió ni lo cumplirá.
Dentro de poco, iniciarán los ofrecimientos de los candidatos presidenciales y con ello un populismo del mas barato ofreciendo simplemente lo que no pueden cumplir. Algunos ofrecerán acabar con la delincuencia, reactivar y aplicar la pena de muerte, acabar con las maras, bajar el precio de la energía eléctrica, bajar el precio de los combustibles, incluso ser ni corrupto ni ladrón; ¿muchos de estos ofrecimientos que hacen los presidenciables ni siquiera tienen idea del qué?, ¿cómo?, ¿cuándo? y, ¿con quienes hacerlo? Al contrario de esto, los presidenciables deberían de exponer planes de gobierno que contengan ejes sencillos, medibles y cuyo cumplimiento se pueda lograr en el periodo presidencial. En realidad, la exigencia primordial del pueblo requiere un gobierno honesto, dedicado a terminar con la corrupción, designando ministros probos y despidiendo a cuanto ministro corrupto haya. La cualidad primordial del gobernante y los funcionarios públicos es la honestidad, la ética y el sentido de responsabilidad porque a través de esto es que se puede lograr un gobierno mas o menos decente y esa es una exigencia ciudadana. Ahora que inician las “alegres elecciones” la principal responsabilidad recae en los partidos políticos y los candidatos, que sean personas con un gran deseo de servir a la patria y no servirse de ella.

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