Pensar en los efectos – El Siglo

Tanmi Tnam

Alrededor de 28 días llevan las manifestaciones cuyo objetivo es lograr la renuncia de cuatro trabajadores públicos cuyos nombres y hechos ya se conocen en todo el país. En las comunidades continúan las reuniones, las reflexiones y los cuestionamientos acerca de cómo lograr un país sin corrupción e impunidad. Queremos un país donde la juventud, las mujeres, los hombres y los pueblos se informen y se formen para construir la democracia que todos necesitamos. Las manifestaciones actuales constituyen una escuela práctica de formación cívica, política y una oportunidad de ver en blanco y negro a los partidarios de la corrupción, de la impunidad, de los que tienen intención de desconocer el resultado de la primera y segunda vuelta electoral de este año 2023 y de alterar la transición de mando.

Las manifestaciones con la participación de los pueblos, envían mensajes muy fuertes y claros a los poderes del Estado, a los partidos políticos, al liderazgo del país, a las religiones y a los políticos de todas las tendencias. Los pueblos originarios presentes cuentan con demandas históricas en los ámbitos político y económico que deben ser escuchadas para la búsqueda de respuestas concretas. No más exclusión, desigualdad, injusticia y falta de representatividad en los espacios de alta decisión por el bienestar de todos.

Ahora que algunos actores nacionales hablan de modificar la Ley Electoral y de Partidos Políticos, Decreto No. 185, es sano ubicar sobre la mesa de reflexiones el tema de la participación y representación de los pueblos originarios. Por algo hay que empezar. La participación y representación de los pueblos originarios es un tema clave para la vida democrática en Guatemala. No puede seguir la desigualdad, la injusticia y el poder en pocas manos. Además, cualquier cambio y modificación a Ley Electoral y de Partidos Políticos debe tomar en cuenta los acontecimientos de primera y segunda vuelta electoral de este año 2023 debido a que está dejando muchas lecciones, unas para ser utilizadas en otras oportunidades y otras que exigen mejoramiento o simplemente sustitución por mejores prácticas.

Los cambios a la Ley Electoral y de Partidos Políticos deben de ser para beneficio de los pueblos de Guatemala y no de sectores, familias y de algunas fuerzas obscuras que luchan porque el país siga en el atraso político y económico. Los cambios a esta ley en este momento y en estas condiciones será de pensarlo varias veces porque algunos actores seguirán defendiendo lo que ha funcionado para la corrupción, la impunidad y la desigualdad.

El esfuerzo actual de defender una democracia que para los pueblos originarios solamente es el nombre pero que no tiene espacios y normas para la participación y representación de dichos pueblos en las esferas del poder en Guatemala. Los pueblos son sujetos de derechos políticos. Las manifestaciones en pro de la democracia, los pueblos originarios están demostrando que tienen identidad propia y que también quieren ser guatemaltecos con derechos a la diferencia en el contexto de la unidad del país.

Los pueblos originarios conforman el 42% de la población guatemalteca según el último censo de población, en la realidad, tiende a subir el porcentaje. Este porcentaje tiene que hablar y es necesario que todos comprendan el significado en la vida política por lo que es urgente entrar a la búsqueda de soluciones a la desigualdad, la injusticia, el racismo y la pobreza que imperan en el país. Es difícil creer que en pleno Siglo XXI Guatemala todavía cuente con un Estado organizado sobre criterios de la época colonial.

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